Sureste de Santo Tomé. De la capital a la isla de Rolas

Despertar en el paraíso

Despertar en el paraíso

Una suave melodía procedente de las olas de un océano en calma se va fundiendo poco a poco con mis sueños, mientras hermosos cantos de aves tropicales se van volviendo más y más reales. Abro los ojos, me levanto, me dirijo a la contrapuerta de madera que mantiene la habitación en penumbra, la abro hacia dentro y retiro la mosquitera. Es entonces cuando puedo salir a nuestro balcón y apreciar al detalle el lugar al que habíamos llegado la noche anterior bajo una lluvia torrencial. Sólo hay una palabra para definir aquella visión: el paraíso. Nos encontramos en una pequeña península cubierta de una exuberante vegetación tropical que tiñe cada centímetro de la misma de un intenso color verde, y que se adentra en un Océano Atlántico que baña unas costas vírgenes que apenas dejan un rastro de civilización humana más allá de la Pousada Vila Paraíso en la que nos encontramos, cuyo nombre fue elegido de manera muy acertada. No me importaría repetir este despertar durante el resto de mis días…

Frutas tropicales

Frutas tropicales

Nuestro desayuno está listo a la hora acordada la noche anterior. Frutas tropicales, tostadas, tortilla, un café natural de una calidad exquisita, pan y… ¿patatas fritas? ¡Podría parecerlo, pero no! Se trata de fruta pao, una de las frutas más abundantes en el país y que se usa muchísimo en la gastronomía de Santo Tomé y Príncipe cocinada de diferentes maneras. De un color verde amarillento y del tamaño de una pelota de balonmano, la mencionada fruta pao, junto con árboles de cacao, café, banana y jaca (o yaca, de un sabor exquisito, muy dulce, de aspecto parecido a la fruta pao pero con un tamaño mayor) a menudo formarán parte del impresionante paraje tropical que nos irá mostrando este país durante el viaje, recorriendo carreteras algunas veces en perfectas condiciones y otras en un estado que acabamos denominando como “etapa del Dakar”, o, lo que es lo mismo, caminos de cabras complicados incluso para nuestro Jimny 4×4. Merece la pena recorrerlos, con creces, creedme. Francisco, el santotomense con el que entablamos amistad durante el vuelo, nos dijo literalmente que “allí somos todos hermanos”, y que no hay ningún problema en tomar los frutos que la selva nos ofrece. Siguiendo su consejo, la naturaleza nos proveyó durante el viaje de mangos, bananas e incluso cacao, ¡del cual nos trajimos sus granos para preparar chocolate casero en casa!

Aquel día comenzaríamos, pues, a recorrer la costa sureste de Santo Tomé, la cual, sin lugar a dudas, dispone de algunos de los principales atractivos de la isla. He decidido ordenar estos lugares siguiendo una línea geográfica desde la capital hasta el extremo sur de la isla, aunque esto no se corresponda con el orden cronológico en el que nosotros realizamos dichas visitas:

Santo Tomé

La capital de la isla y del país, a pesar de no ser lo más llamativo del mismo ni pugnar en belleza con sus atractivos naturales, dispone de una interesante arquitectura colonial digna de admirar. Fundada por colonos portugueses a finales del siglo XV, se convertiría pronto en un importante centro de exportación del cacao, el café y el azúcar que se producirían en la isla durante siglos. Hoy en día, lo más interesante quizá sea la costa sur de la bahía de Ana Chaves, donde podemos admirar la Catedral de Santo Tomé, la Plaza de la Independencia, algunas casas coloniales reconvertidas en ministerios o el Museo Nacional, ubicado en un fuerte costero del siglo XVI. Por supuesto, no podemos olvidarnos de hacerle una visita al Mercado Municipal, el cual se tiñe cada mañana de los colores y el ajetreo de África. Para una inolvidable experiencia chocolatera, es recomendable visitar alguna de las tiendas de los dos principales productores de chocolate del país: Diogo Vaz o Claudio Corallo, ambas situadas frente a la citada bahía de Ana Chaves, un poco más al norte. Nosotros degustamos un par de maravillosos chocolates calientes junto con unos dulces en el establecimiento de Diogo Vaz, y aprovechamos para adquirir un par de tabletas de chocolate a modo de regalo navideño para nuestros allegados. El sabor es espectacular, tiene ese algo de cacao natural con el inconfundible toque de Santo Tomé.

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Roça Agua-Izé

La visita más dura del viaje. El término portugués Roça hace referencia a las antiguas plantaciones coloniales. Los restos de lo que fue un día la Roca de Agua-Izé están ahora habitados por una de las comunidades más pobres que hemos tenido ocasión de ver durante nuestro viaje. Llegamos allí ya a media tarde, cuando los pueblos suelen estar más abarrotados de gente tras acabar sus jornadas laborales o sus horas de escuela. Aparcamos el coche frente al antiguo hospital, uno de los lugares más fotogénicos de la Roca, y decenas de niños nos rodearon en cuestión de segundos. También hay algunos guías locales tratando de vender sus servicios a los extranjeros que llegan hasta allí. Los niños, muy sonrientes, se acercan a nosotros, nos preguntan nuestros nombres, charlamos un poco en “portuñol”… en fin, nos regalan un rato agradable. Rápidamente, comienzan a pedirnos comida, ropa, zapatos, material escolar o cualquier cosa que pudiéramos darles. Se nos ocurre sacar un paquete de galletas para dárselo y… se desata el desastre. La niña más grande coge el paquete rápidamente y todos los demás se abalanzan inmediatamente sobre ella para arrebatárselo como si no hubiera un mañana, convirtiendo aquello en una auténtica batalla campal. Tratamos de calmar los ánimos pero es imposible, la situación se vuelve más y más violenta y finalmente nos vemos obligados a regresar al coche para, tras recibir los golpes de algunos niños pidiendo algo más en la carrocería del coche, tener que abandonar el lugar con un sabor de boca terrible. Es muy triste presenciar algo así y no saber realmente cómo enmendarlo, o cómo ayudarles sin provocar un desastre. Había visitado países bastante pobres previamente, pero nunca había presenciado algo así. África es África, después de todo. Aquella noche tuvimos mucho en lo que pensar y la verdad es que nos costó conciliar el sueño.

Boca do Inferno

Muy cerca de Roca Agua-Izé se encuentra esta impresionante formación natural en la que podremos apreciar la fuerza de las olas del Atlántico irrumpiendo en el canal que forma la roca volcánica de la zona, el cual acaba en un arco que sirve como marco perfecto para admirar la rompiente de las olas.

Praia Micondo

Ésta fue la primera de las playas vírgenes, tropicales, solitarias y maravillosas que pudimos disfrutar en nuestro viaje. No pierde un ápice de su belleza por el hecho de que el tiempo sea normalmente nublado más que soleado en Santo Tomé. El verdor que rodea el dorado de la arena de la playa y la altura de los árboles es impresionante. La entrada no es demasiado visible y, por supuesto, no está indicada, así que hay que conducir atentos. Hay que aparcar el coche en la misma entrada y andar unos minutos entre palmeras y atravesando un pequeño riachuelo que desemboca en la misma playa. El hecho de estar absolutamente solos allí, acompañados únicamente por un simpático perrito que deambulaba por la zona, le da un toque aún más exótico y aventurero al impresionante entorno.

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Sao João de Angolares

La entrada a esta agradable localidad, la más importante del sureste de Santo Tomé, se encuentra marcada por el empinado acceso a la Roça Sao João de Angolares a mano derecha, una de las antiguas plantaciones en mejor estado de conservación en la isla, ya que hoy en día sigue funcionando como hotel y restaurante en el que sirven un menú degustación de productos locales por 25-30 Euros por persona. Nosotros nos decantamos por probar el menú degustación del complejo Mionga en su lugar, situado en el extremo sur de la localidad, completísimo y buenísimo por 12 Euros por persona, además de ofrecer unas preciosas vistas de la playa y la exuberante costa. Diversos entrantes van seguidos de un plato de arroz, plátano frito y pescado de una calidad espectacular, y el postre también está incluido. ¡Nos gustó tanto que repetimos a la vuelta! También dimos un paseo por el interesante mercado local para adquirir algunos “víveres” y aprovechamos para comprar un par de tarjetas SIM de la compañía CST en la loja (oficina, sucursal) de Sao João de Angolares a fin de tener acceso a internet y llamadas locales para el resto del viaje.

Praia Pesqueira

El contacto con los locales está aquí asegurado. El hecho de que unos forasteros aparezcan en el pueblo ya es motivo más que suficiente para que algún grupo de niños locales se acerque para ayudarnos a encontrar la cascada que saben que estamos buscando, además de para compartir el baño con nosotros. Además de bonito, es el lugar perfecto para ver pasar la vida local de un modo algo más sosegado que en otras zonas (al menos por la mañana, ya que en las tardes, la actividad en los pueblos se vuelve más frenética): niños bañándose junto a la cascada, que casi coincide con la desembocadura del río en el océano, mujeres lavando la ropa en sus aguas, u hombres recolectando fruta de los árboles que rodean la parte superior de la propia cascada. Estos grupos de niños esperan una propina una vez que nos dispongamos a abandonar el pueblo, y nosotros estamos encantados de aportar una pequeña ayuda y recompensar sus servicios de guía.

Cão Grande

Y ahí está, por fin, la estrella indiscutible de Santo Tomé y Príncipe, la silueta más buscada. Va apareciendo ante nosotros a medida que vamos avanzando hacia el sur desde Praia Pesqueira. Atentos durante el siguiente rato de conducción porque, aunque el estado de la carretera comienza a empeorar significativamente, nos vamos a encontrar con algunas de las mejores y mas emblemáticas estampas del país. Emergiendo con una verticalidad casi imposible, va apareciendo intermitentemente ante nosotros el pico Cão Grande, una impresionante aguja volcánica que se eleva más de 300 metros sobre el suelo y que le confiere al paisaje un aspecto imponente desde cualquier ángulo, siempre rodeado de una frondosísima vegetación junto a la que forma una estampa jurásica inolvidable. ¡Preparaos a ir parando cada 5 minutos para jugar con vuestra cámara hasta encontrar la instantánea perfecta, la portada de nuestro álbum de fotos de Santo Tomé!

El sol se apiadó de nosotros en el trayecto de ida y decidió brillar para regalarnos unas estampas increíbles. Un poco de nubosidad también le concede un interesante halo de misterio, pero un exceso de nubosidad (algo común en la zona) a veces puede ocultar completamente el Cão Grande, tal como ocurrió durante gran parte de nuestro trayecto de vuelta. ¡Suerte con ello!

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Praia Inhame

El camino para llegar hasta la playa situada más al sur de la isla de Santo Tomé no es cosa de broma, y pondrá a prueba nuestra paciencia y resistencia al volante. Aunque no son muchos kilómetros, el lamentable estado del camino ralentiza mucho la marcha, y se pueden llegar a necesitar de un par de horas para llegar hasta allí desde Praia Pesqueira, en especial si ha llovido recientemente, algo nada raro en un país tropical. Praia Inhame es otra preciosa playa tropical en la que podemos encontrar uno de los mejores Eco Lodge de la isla, muy bien integrado en la naturaleza y con una calidad precio bastante buena. Es un buen punto de partida para realizar excursiones y actividades por los alrededores y llegar a conocer bastante bien una de las, sin duda, más bonitas partes del país. También es zona de desove de tortugas, y el propio Eco Lodge organiza salidas para ir a observarlas. Desafortunadamente, durante las 2 noches que estuvimos allí, no localizaron ninguna y nos quedamos sin verlas, a pesar de estar en plena temporada alta para ello (diciembre)…

Praia Piscina

A un agradable paseo de unos 20 minutos entre palmeras, plataneras y halcones desde el Praia Inhame Eco Lodge saliendo al camino principal y siguiéndolo a mano izquierda, se encuentra una de las playas más espectaculares de Santo Tomé: Praia Piscina. Una impresionante combinación de agua cristalina, arena dorada, roca volcánica, palmeras y árboles cuyas copas caen a ras del agua conforman aquí un paisaje de ensueño. Las vistas desde el promontorio al que llegamos antes de bajar a la playa ya nos dan una buena muestra del maravilloso enclave. Tras la marcha de otra pareja que se encontraba allí disfrutando de la playa, poco antes del atardecer, nos quedamos, una vez más, completamente solos en el paraíso. Aquella vez fui incapaz de resistirme a la tentación de despojarme de mi bañador y nadar en semejante entorno tal y como mi madre me trajo al mundo. ¡Qué maravillosa sensación de paz y libertad!

Desde aquí se puede continuar hasta Praia Jalé, más grande que las dos anteriores, pero ya no tuvimos tiempo de visitarla, pues nos quedamos a disfrutar del atardecer desde Praia Piscina para, acto seguido, iniciar el camino de regreso a Praia Inhame acompañados por el vertiginoso vuelo de los grupos de murciélagos de considerable tamaño que habitan la zona.

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Isla de Rolas

El Praia Inhame Eco Lodge organiza salidas cada día hasta la isla de Rolas, tercera en tamaño tras las propias Santo Tomé y Príncipe y situada a tan sólo unos 15 minutos navegando desde Praia Inhame. Nos encantó la isla. Habitada por gentes amables y, como no podía ser de otra manera, dotada de maravillosas playas. Un gran ejemplo de ello es Praia Café, situada a un corto paseo hacia el oeste desde el embarcadero. Praia Batería, de la que también tenemos muy buenas referencias, se encuentra al otro lado de la isla y la mejor manera de desplazarse hasta ella es navegando, aunque nosotros no llegamos hasta allí. Y ya que estábamos en Rolas ¿cómo no íbamos a hacerle una visita al centro del mundo? Y es que en la isla aseguran que las coordenadas geográficas 0,0, o al menos la porción de tierra mas cercana a ellas, se encuentra allí mismo. Incluso hay un llamativo monumento al Ecuador sobre un gran mapamundi estampado en el suelo para enmarcar este hecho. Para llegar hasta allí, hemos de cruzar el único y pequeño pueblo de la isla, lo cual es una oportunidad perfecta para ver de cerca e incluso integrarse con la vida local. Tras ello, el camino va subiendo a través de una preciosa selva hasta abrirse al enclave en el que se encuentra el monumento al Ecuador.

Y es aquí donde despediremos el que muy probablemente sea el recorrido más espectacular que se puede realizar en la isla de Santo Tomé, el que no podemos perdernos bajo ningún concepto: la costa sureste. Aquí, en el centro del mundo, admirando unas vistas inolvidables del Atlántico bajo un horizonte dominado por las montañas del Parque Natural Obo, en la isla de Santo Tomé. Nuestra primera toma de contacto con África ya está dejando sensaciones increíbles en nuestro ser, ¿qué más nos deparará el paraíso?… ¡que continúe la aventura!

En el centro del mundo

En el centro del mundo