Días 6 y 7. Koh Tao: cielo e infierno

Tras la primera visión paradisíaca de Koh Tao, desembarcamos en el muelle de Sairee, la población más importante de la isla. Hay muchos alojamientos disponibles en la localidad, una buena opción si se busca el ambiente nocturno, aunque para buscar mayor tranquilidad y disfrute de las playas, yo recomiendo la zona sur (o la zona noreste para estar aún más apartado). En toda la isla se puede practicar el buceo con garantías de avistar impresionantes fondos, visitantes de todas las partes del mundo vienen aquí con ese único fin. Nosotros nos alojamos en el Tropicana Resort (en la playa de Chalok Baan Kao, en la zona sur), el precio de la cabaña en primera línea de playa, sin aire acondicionado y con ventilador (lo cual desaconsejo encarecidamente, si seguís leyendo entenderéis por qué…) son 550 bahts por noche.

Chalok Baan Kao

Chalok Baan Kao

Junto al muelle hay multitud de taxistas que ofrecen sus servicios a los recién llegados, a nosotros nos costó 200 bahts la carrera hasta el Tropicana (precio estándar para llegar casi a cualquier punto de la isla). También existe la opción de alquilar una moto, pero el estado de los caminos en Koh Tao lo convierte en una opción poco segura.

El restaurante del que dispone el alojamiento es imperdible, precios asequibles, buenas cantidades en los platos, y una ubicación en primera línea de playa de ensueño. Nosotros hicimos uso de él en varias ocasiones. El enclave donde se encuentran las cabañas es impresionante, rodeadas de un jardín tropical donde pájaros multicolores cantan y viven a sus anchas, todo ello a orillas de la maravillosa playa de Chalok Baan Kao, rodeada de palmeras y con unas bonitas tonalidades de un agua azul turquesa muy, muy caliente, algo común en las aguas del golfo de Tailandia, debido a su poca profundidad. El único punto negativo es

¡Disfrutando del paraíso!

¡Disfrutando del paraíso!

la orilla, los primeros metros de entrada al mar están cubiertos de restos de coral cortante que pueden llegar a resultar muy molestos, importante llevar protección para los pies. Nosotros no lo hicimos y sufrimos varios cortes en las plantas de los pies que nos acompañaron durante el resto del viaje por Tailandia.

Las playas de Koh Tao no solo no están masificadas, si no que las teníamos prácticamente para nosotros solos, totalmente idílico… confiemos en que eso no cambie nunca y las autoridades tailandesas no lo conviertan en el horror que han convertido la visita a las islas Phi Phi, hecho que comentaremos en posteriores actualizaciones del blog.

Tras este primer día habituándonos al paraíso y descansando en la playa de Chalok Baan Kao, después del ajetreo de Bangkok, el segundo día decidimos alquilar un kayak para recorrer todas las playas de la zona sur, las cuales no distan mucho unas de otras. En la parte oeste de la propia playa de Chalok Baan Kao (que cuenta con varios negocios con representación española), se puede alquilar un kayak para dos personas por 200 bahts para un día entero, un muy buen precio.

Comenzamos nuestro recorrido atravesando la bahía desde Chalok Baan Kao hasta Freedom Beach, una pequeña cala que se puede divisar desde el mismo Tropicana Resort, muy agradable y tranquila, pues es un tanto inaccesible y sólo se acercan los huéspedes de las cabañas instaladas junto a ella.

Thian Og Bay

Thian Og Bay

Continuamos remando hacia el este hasta la playa de Thian Og Bay, de arena fina blanca, exuberante vegetación, agua turquesa y algunas cabañas. Una de las playas más bonitas que he visto en toda mi vida, ¡impresionante! Sólo un poco estropeada por un extraño edificio que se encuentra en construcción en la parte más oriental de la isla, pero incapaz de robarle a esta playa su increíble belleza natural.

Tras un rato de descanso bajo la sombra de las inmensas palmeras y algún que otro baño en este pequeño paraíso, retomamos el mando del kayak para visitar la última playa de nuestro recorrido, situada en la parte más sureste de la isla: Shark Bay. Como su propio nombre indica, propicia para ver tiburones y apta para los amantes del buceo. Es la principal razón por la que acudimos a esta pequeña playa, la cual no es demasiado espectacular comparada con Thian Og Bay, al menos en su superficie. Aquí, el paraíso se encuentra bajo el agua. Por fin iba a hacer uso de las gafas de snorkel que tantos problemas nos había dado en la colocación del equipaje en las maletas…sin duda, el esfuerzo mereció la pena. Me esperaba un lecho marino lleno de vida, donde se juntan combinaciones de colores inverosímiles, algas imposibles y peces de llamativos colores.

Atardecer sobre Koh Tao

Atardecer sobre Koh Tao

Al poco tiempo de empezar mi “inmersión”, apareció frente a mí un tiburón de arrecife, su lomo gris plateado reflectaba los rayos de sol que penetraban en el mar, y la punta negra de sus aletas resultaba hipnótica con el perfecto movimiento que realizaba para desplazarse entre las aguas. Tras varios minutos nadando detrás de él, levanto la cabeza sobre la superficie para avisar a Elena del avistamiento. Rápidamente me sumerjo de nuevo, pero el tiburón ya no aparece por ningún sitio, perdí su rastro. Era pequeño, pero era un tiburón. Ver uno en libertad era uno de mis sueños desde niño, y ya está cumplido, porque a veces los sueños se cumplen, y desde aquel día en el que conseguimos la Working Holiday Visa para Nueva Zelanda, ya han sido unos cuantos…

Siempre hay un pero, y no todo podía ser tan bonito (vaya hombre…). El paraíso se puede convertir en un infierno por un momento. Después de una vuelta agotadora sobre el kayak hasta Chalok Baan Kao para devolver la embarcación y hacer algunas compras en el 7 Eleven que hay junto al Tropicana, nos disponemos a descansar un rato en nuestra acogedora cabaña. El asfixiante calor que reina en su interior me invita a quitarme la camiseta, con tan mala fortuna que mi mano decide cortar la trayectoria del ventilador de techo…siento como las aspas del ventilador se clavan en ella hasta el punto de quedarse parado. Dolor, mucho dolor…por un momento pienso que he perdido, al menos, un par de dedos.

Recorrido por Koh Tao (click para ampliar)

Recorrido por Koh Tao (click para ampliar)

La mano comienza a sangrar considerablemente. Al rato conseguimos cortar parcialmente la hemorragia, las dudas sobre la atención médica en el precario puesto de socorro instalado en Chalok Baan Kao y sobre los costes de dicha atención y el seguro me llevan a no acudir. Quizá no fuese la opción más acertada, pero ahora, un mes después, ya en Nueva Zelanda, puedo decir que la herida tiene muy buen aspecto y está prácticamente cicatrizada, curándola y desinfectándola cada día durante las primeras semanas. A pesar de ello, recomendamos fervientemente acudir al médico en caso de accidente más o menos grave en Tailandia.

¿Qué?¿Qué tal nuestra visita a Koh Tao? pues eso...

¿Qué tal en Koh Tao?

Tras una larga y dolorosa noche, realizamos el check out del Tropicana Resort y nos dirigimos en Taxi hasta el embarcadero de Sairee (por otros 200 bahts) para abandonar Koh Tao rumbo a Phuket. El accidente del día anterior no mancha la visita que más nos ha marcado en este viaje. Aún con ello, volvería a repetirlo sin dudarlo. Koh Tao quedará para siempre en nuestra memoria como lo que es, la palabra que más he repetido en este post: ¡el paraíso!

3 respuestas a Días 6 y 7. Koh Tao: cielo e infierno

  1. Pingback: Un paraíso accidentado. La isla de Koh Tao | Destino Kiwi

  2. C. Blanco dijo:

    preciosas las fotos y una gozada tu narración. Sobre la mano, un error por tu parte no ir al puesto de socorro, puesto que la herida te la hiciste dentro de sus instalaciones y tienen la obligación de atender a sus clientes en todas sus necesidades ,
    y máxime si es una herida y hay que dar puntos ( para que cicatrice antes)

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